El Parkinson es una enfermedad neurodegenerativa que se caracteriza por
la aparición de alteraciones motoras que dificultan la realización de
actividades cotidianas, frente a las que la terapia ocupacional ha
demostrado ser clave para lograr la máxima independencia posible, según
ha asegurado el doctor Luis Gangoiti, director médico del Instituto de
Rehabilitación Neurológica NeuroMadrid.
Estas alteraciones motoras, reconoce este experto, dificultan la realización de actividades cotidianas, por lo que "es importante trabajar con una terapia ocupacional que permita mantener la máxima independencia posible del paciente".
La finalidad de esta terapia es la reeducación y readaptación del paciente y su entorno familiar para la realización funcional de las actividades de la vida cotidiana (AVD).
Actualmente sólo se utiliza de forma especializada en un 10-15 por ciento de pacientes, si bien debieran tener acceso a dicha terapia todos aquellos afectados de limitación funcional en la realización de las AVD, básicas e instrumentales.
"Se busca mantener la independencia en las actividades funcionales y así conseguir evitar limitaciones que vengan derivadas de la rigidez o el temblor. Además, se pretende lograr mantener el movimiento articular y una coordinación en los movimientos", según Gangoiti.
Esta terapia también tiene técnicas destinadas a conseguir que "el paciente pueda realizar movimientos rítmicos y mejorar tanto la escritura como las habilidades cognitivas y manuales". Para ello, apunta, se debe trabajar en los trastornos de la coordinación motora gruesa y fina
fuente:http://www.teinteresa.es
Estas alteraciones motoras, reconoce este experto, dificultan la realización de actividades cotidianas, por lo que "es importante trabajar con una terapia ocupacional que permita mantener la máxima independencia posible del paciente".
La finalidad de esta terapia es la reeducación y readaptación del paciente y su entorno familiar para la realización funcional de las actividades de la vida cotidiana (AVD).
Actualmente sólo se utiliza de forma especializada en un 10-15 por ciento de pacientes, si bien debieran tener acceso a dicha terapia todos aquellos afectados de limitación funcional en la realización de las AVD, básicas e instrumentales.
"Se busca mantener la independencia en las actividades funcionales y así conseguir evitar limitaciones que vengan derivadas de la rigidez o el temblor. Además, se pretende lograr mantener el movimiento articular y una coordinación en los movimientos", según Gangoiti.
Esta terapia también tiene técnicas destinadas a conseguir que "el paciente pueda realizar movimientos rítmicos y mejorar tanto la escritura como las habilidades cognitivas y manuales". Para ello, apunta, se debe trabajar en los trastornos de la coordinación motora gruesa y fina
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